Muy buenas, todo llega a su fin y para muestra mis vacaciones. Hoy me ha tocado volver a madrugar con despertador a las siete menos cuarto y a las ocho menos cuarto ya estaba en el trabajo. Hoy ha sido un día de bajón y malestar máximo, de darle muchas vueltas al coco y preguntarme qué estoy haciendo con mi vida. Sin embargo no me puedo quejar porque sé que soy un privilegiado y que a pesar de que mi trabajo no sea vocacional tengo un trabajo al que volver y por el que cobro un buen dinero que me permite llegar a fin de mes cómodamente. Como siempre, pienso que tengo que buscar mi salud mental, mi bienestar y mi desarrollo fuera del trabajo. Y así lo haré.
La vuelta a casa después de los viajes no ha estado exenta de malestar e incomodidad… he tenido muy presente el desorden y el caos del exceso de cosas… el sinsentido de tener armarios y cajones repletos de cosas que no quiero ni necesito. Parece una carrera de fondo que nunca termina en la que me esfuerzo mucho en ir reduciendo cosas y ordenando pero el caos siempre vuelve. Convivir con una peque de 3 años es lo que tiene, lo sé, pero el control sobre las cosas lo tendría que tener yo y la decisión sobre qué cosas tiro o dono también. Espero que vengan unas semanas tranquilas de ir al trabajo por la mañana (sin demasiado agobio) y de unas tardes en familia con las que podamos ir avanzando en esa mejora del hogar. Porque además tenemos en mente hacer cambio de sofá, quizá de mueble de comedor… queremos varios cambios que quizá no vienen en el mejor momento pero que siento que necesitamos para tener un poco más de paz mental.
En fin, reanudo el blog con este post después de las vacaciones y espero poder retomar también el podcast (quizá con otro sentido) a no mucho tardar…
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