Llegamos al jueves y mañana ya será viernes. Termina mi segunda semana de trabajo y la última que estoy sin supervisión. Me he podido poner casi al día con la deuda de horas que tenía y espero terminar la semana acumulando alguna. No paro de pensar en el permiso de paternidad y en estar fuera más de 20 semanas… Sé que serán semanas duras de adaptación a la nueva realidad de un nuevo miembro de la familia pero también espero poder encontrar espacios de individualidad, de reflexión y de mejora personal.
Ser padre hace más de cuatro años me cambió la vida, mi manera de ser y me puso en un camino de mejora y desarrollo personal que seguiré recorriendo hasta el día de mi muerte. Mi bipaternidad será un punto de inflexión en ese camino y me traerá nuevas oportunidades de mejora que todavía no puedo ni imaginar. Quizá todavía pierda más autonomía personal, más espacios propios o quizá sea la oportunidad de establecer nuevos acuerdos para reclamar esos espacios que he (y hemos) ido perdiendo con la primera paternidad. Quién sabe, solo espero poder transitarlo sin resistencias, con aceptación y aprendizaje. Tengo mucha alegría y mucho deseo de entrar en esa etapa, pero de momento seguimos preparándonos para ese momento.
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