Cambiamos de mes en medio de una semana diferente con un día festivo. Ayer se sintió como raro, como un sábado y el martes como un viernes. Este mes viene cargadito de retos y de experiencias, tengo un viaje programado y es el cumpleaños de mi hija que cumple tres años.
Cuando miro atrás me parece todo tan lejano e irreal, como si de otra vida se tratase. Me veo tan diferente a cómo era antes… tanto a cómo era antes de ser padre como a los comienzos de mi paternidad. Puedo decir, siendo sincero, que después de casi tres años me siento casi igual de perdido que al principio. Bueno, no exactamente igual, lo que ya he superado ya no me genera inquietud pero hacia delante se vislumbran tantos retos y tantos cambios que me sigo sintiendo como un total aprendiz. Pero claro, eso es realmente la vida, cuando ya te has pasado una pantalla pues viene la siguiente que es todavía más difícil y así hasta llegar al Game Over, que no es cuando pierdes sino cuando el juego termina.
Últimamente intento estar más presente y se más consciente del «juego» en sí, no me quedo tan perdido (o paralizado) pensando en lo que está por venir o qué pasaría sí. Estoy haciendo todo un trabajo personal y creo que cada vez estoy teniendo más herramientas y más consciencia para sentirme en paz y en calma.
Todavía tengo muchísimas cosas que revisar y mejorar antes de poder llegar como me gustaría al Game Over pero espero que cuando ese momento llegue este en paz, nada más.
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